lunes, 16 de abril de 2012

Una sonrisa se cuela por donde nunca pensó

Te levantas de la cama pensando que es Domingo. Entras al baño y te quedas una rato largo mirándote en el espejo, te miras de todos los ángulos posibles. Te miras y no te reconoces. La perra que siempre se puso tan feliz de verte sigue durmiendo y la casa esta vacía. ¿Esta vacía? Revisas todas las habitaciones y no hay nadie. De vuelta a tu habitación volves a entrar al baño y te quedas otro rato mirándote en el espejo pero esta vez con la luz apagada, solamente esa filtración de luz que entra por la ventana permite que te veas. Ahí estas. Encendes la luz y ya no te ves mas. ¿Quien esta enfrente del espejo? ¿Por que no te reconoces? Quizás ya te olvidaste como se ve un rostro después de llorar, quizás te olvidaste de esos ojos rojos, de esas manchas en la cara, de esa sonrisa triste. O quizás, simplemente, no queres volver a verte en esa situación triste. Una situación totalmente evitable. Quizás solamente queres seguir sonriendo. Te lavas la cara, te volves a mirar y una sonrisa aparece, casi tan alegre como siempre. Te vas. 

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