El trapecio, sin duda alguna. Ya no se como explicar la sensación que me genera estar allá arriba. Ser parte del aire. Estar en constante contacto con mi realidad, con mi cuerpo y con mi alma, un lugar donde mi cabeza solo puede pensar en apretar la panza, apretar el culo, estirar las rodillas y hacer punta de pie. Un momento donde toda la mierda que puede llegar a afectarme en mi día a día, no tiene lugar. Solamente el aire y yo. El saber conectar cuerpo y alma y que todo esté en perfecta armonía, el poder entender lo que mi cuerpo quiere decirme es algo que alivia muchos males. Entenderme. Y para rematar un gran momento, la caminata de vuelta a casa con mis compañeros más locos y lindos. Ellos, los grandes. Ellos y sus palabras de aliento y sus risas contagiosas. Nosotros con nuestras charlas post-entrenamiento, con alegrías y frustraciones. Ellos, mis ganas de ser.
Se entiende perfecto, ahora si tenés una foto de ese famoso trapecio, mandala. Todo lo que te pasa a mí me sucede con el fútbol, lo habrás visto me imagino. Solo que vos lo expresaste en menos párrafos y palabras. La bondiola del después, no tiene precio.
ResponderEliminarqué lindo tener ese espacio :)
ResponderEliminar